MÉTODOS DE DIAGNÓSTICO
La Tecnólogo Médico Elizabeth Ibarra te comenta sobre esta enfermedad y sus métodos de diagnóstico
La retinopatía diabética es una enfermedad que puede presentarse en pacientes con diabetes tipo I y II. Ocurre porque los niveles altos de azúcar en la sangre dañan los vasos sanguíneos de la retina. Estos vasos pueden dilatarse, romperse u obstruirse. En etapas avanzadas de la enfermedad se pueden generar nuevos vasos sanguíneos anormales que sangran (retinopatía diabética proliferativa). Se pueden producir hemorragias dentro del ojo, acumulación de líquido en la retina o edema macular, zonas de isquemia y cicatrices en la retina que pueden provocar desprendimiento de retina.
La etapa más avanzada de la enfermedad se conoce como retinopatía diabética proliferativa. Es grave y puede provocar perdida de la visión central o periférica irreversible si no se trata a tiempo.
El diagnóstico de la retinopatía diabética se realiza a través del examen de fondo de ojo que hace el médico oftalmólogo. Con el avance de la tecnología y su incorporación en la medicina el especialista se puede apoyar en exámenes complementarios que pueden contribuir a un diagnóstico más certero, específico y objetivo. Entre los más solicitados se encuentran la retinografía, el OCT de retina y la angiografía retinal con o sin contraste.
La retinografía es una foto a color de la retina que suele abarcar toda su superficie. Se toma con una cámara especial de alta resolución que es capaz de capturar detalles de la estructura retinal como los pequeños vasos sanguíneos que por ella transitan. Le sirve al Oftalmólogo para documentar en forma gráfica el estado de la retina y de esta forma hacer un seguimiento en caso de avance y/o tratamiento de la retinopatía diabética.
El OCT de retina es un examen que se realiza para visualizar las distintas capas de la retina. Permite determinar si existen zonas de edema o acumulación de líquido, cicatrices o zonas con desprendimientos retinales, entre otras.
La angiografía retinal, por su parte es un examen que permite la exploración de los vasos sanguíneos retinales que son los principales afectados en la retinopatía diabética. Cuando se realiza con contraste, una cámara fotográfica con filtros especiales detecta la presencia del contraste que viaja por el torrente sanguíneo desde el brazo donde es inyectado hasta el ojo. Si hay vasos sanguíneos rotos, se puede ver cómo el contraste sale de estos vasos hacia la retina (hemorragias). Si hay zonas de obstrucción, es posible ver cómo el contraste se detiene en esa zona dejando una zona desprovista de contraste (isquémica).
El médico Oftalmólogo puede solicitar uno o más de estos exámenes a los pacientes diabéticos que consultan con él.
Si eres diabético debes consultar por lo menos una vez al año con un Oftalmólogo.